La inflación tiene efectos devastadores y distorsiona las referencias al momento de hacer cálculos y proyecciones. Este fenómeno no solo afecta los precios, sino también los parámetros de actividad, como lo demuestra la reciente actualización de los límites de ventas para clasificar a una empresa como pequeña o mediana en Argentina.
A partir de ahora, los límites para las pequeñas y medianas empresas serán considerablemente más altos. Esta decisión fue tomada por la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo a través de la Dirección de Fortalecimiento de la Competitividad Pyme.
Actualmente, las empresas se dividen en cuatro categorías: microempresas, pequeñas empresas 1 y 2, y medianas empresas. El principal criterio para clasificarlas es su facturación anual en pesos, que varía según cinco sectores: construcción, comercio, servicios, agropecuario, y minería e industria.
Por ejemplo, una microempresa de servicios se considera aquella que factura como mínimo $91.494.000 al año, mientras que una microempresa comercial alcanza un tope de $599.483.000.
Para ser clasificada como pequeña empresa, las ventas deben oscilar entre $551.596.000 (servicios) y $3.256.865.000 (minería o industria). Las medianas empresas, por su parte, tienen ventas anuales que van desde $6.899.145.000 hasta $10.886.680.000, dependiendo de la categoría específica (ver detalles más abajo).
Además de las ventas, otro factor relevante para determinar la categoría de una empresa es el número de empleados. Según la resolución de la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo, una microempresa cuenta con hasta 7 empleados, ya sea en servicios o comercio, mientras que una mediana empresa puede tener hasta 345 empleados (comercial) o 535 empleados (servicios). Superar estos límites conlleva el cambio de estatus a una empresa grande, con las implicaciones correspondientes.
