Ataques a la política, un golpe global que la Argentina también padece

El asesinato en Ecuador del candidato presidencial Fernando Villavicencio engrosa una larga lista de atentados a políticos, ya postulantes a cargos o en la función pública, incluyendo intentos de magnicidio y otros efectivamente concretados.

En septiembre de 2022, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner sufrió un atentado cuando regresaba a su casa desde el Senado y un hombre gatilló un arma apuntándole a la cabeza, en medio de la multitud que cotidianamente la recibía.

El disparo no salió y Fernández de Kirchner resultó ilesa. El agresor fue detenido por los militantes y entregado a las autoridades.

Atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernndez de Kirchner

El 8 de julio de 2022, ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, fue baleado en medio de un mitin electoral en Nara, en el oeste del país, y murió pocas horas después.

Su asesino, detenido después del ataque, le reprochaba sus presuntos vínculos con la secta Moon, también conocida como la Iglesia de la Unificación.

El 3 de noviembre de 2022, el ex primer ministro paquistaní Imran Khan fue herido por bala durante un tiroteo contra el vehículo en el que viajaba en Wazirabad, en el este del país.

Los ataques en el mundo

El 7 de julio de 2021, el presidente haitiano Jovenel Moïse fue asesinado a balazos en medio de la noche en su residencia de Puerto Príncipe.

El asesinato fue perpetrado por un comando de 28 hombres que se hicieron pasar por agentes de la DEA, la agencia antidrogas de Estados Unidos.

Tres de los atacantes murieron y 18 exmilitares colombianos fueron detenidos.

Una investigación estadounidense reveló después que dos hombres, que dirigían una sociedad de seguridad en Miami, tenían previsto secuestrar al dirigente.

El 20 de abril de 2021, el presidente de Chad, Idriss Deby Itno, fue asesinado en una batalla en el norte del país.

Horas antes, había sido declarado como ganador de una elección que le hubiera dado seis años más en el gobierno.

El 7 de septiembre de 2018, el expresidente brasileño de extrema derecha Jair Bolsonaro fue apuñalado en el abdomen, en plena campaña presidencial, por una persona que luego sería considerada mentalmente no apta para ser juzgado.

El 20 de octubre de 2011, el presidente de Libia, Muammar Kaddafi, fue ultimado por insurgentes que lo perseguían, luego de ser derrocado por un levantamiento apoyado por la OTAN.

La primera mujer primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto, recibió un disparo y luego fue agredida por un atacante suicida en un mitin político en Rawalpindi, en el norte del país, el 27 de diciembre de 2007.

El 14 de febrero de 2005, el ex primer ministro del Líbano, Rafik Hariri, murió como víctima de un ataque suicida con un coche bomba en Beirut, la capital.

El 12 de marzo de 2003, frente a la sede de gobierno en Belgrado, el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, fue asesinado a tiros.

Más atrás en el tiempo, en México, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio, designado para la sucesión en las presidenciales de 1994, fue muerto a balazos tras un mitin de campaña en Tijuana, en el noroeste, el 23 de marzo de ese año.

Un hombre confesó ser el asesino, dijo que actuó por cuenta propia y fue condenado a 45 años de prisión por el magnicidio, objeto de conjeturas e investigaciones en México tres décadas después.

En Colombia, en las últimas décadas fueron asesinados el comunista Jaime Pardo Leal (11 de octubre de 1987), el liberal Luis Carlos Galán (18 de agosto de 1989) y los izquierdistas Bernardo Jaramillo (22 de marzo de 1990) y Carlos Pizarro (26 de abril de 1990), todos aspirantes presidenciales.

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