Malvinas, 41 años después

El conflicto bélico entre Argentina e Inglaterra por la soberanía de las Islas Malvinas en 1982 duró 74 días y resultó en la muerte de 649 soldados argentinos, con muchos más falleciendo en la posguerra.

Con el paso del tiempo, la sociedad argentina logró revertir el proceso de «desmalvinización» y comenzaron los reconocimientos y homenajes a los veteranos de guerra. Las historias de aquellos que lucharon en la guerra se convirtieron en un testimonio vital en la reivindicación de la causa.

Este artículo es el recuerdo de un soldado de Mendoza, Argentino Rosales, quien participó en la guerra y aún mantiene sus recuerdos, pensamientos y sentimientos de aquellos días.

Argentino, cabo segundo de la Armada Argentina, era mecánico de sistemas de armas y estaba navegando cuando recibió la noticia del inicio de la guerra. A pesar de que los rumores ya circulaban, el comunicado oficial de que Argentina iba a la guerra con Inglaterra por las Islas Malvinas lo llenó de miedo e incertidumbre. Con solo 17 años en aquel momento, Argentino recordó cómo se sintió al estar lejos de casa en un momento tan crítico.

Argentino cumplió 18 años en junio del ’82 mientras aún estaba en guerra. Recuerda estar de guardia esa noche y recibir felicitaciones de sus compañeros. El joven soldado estaba a bordo del destructor ARA Seguí, que acompañó al ARA General Belgrano en su posicionamiento en el Canal San Carlos. Luego, el ARA Seguí y otros barcos regresaron a la costa argentina para tomar la custodia del portaaviones y de la costa.

El hundimiento del ARA General Belgrano fue un gran golpe emocional para Argentino y sus compañeros. Perder a amigos cercanos en el barco lo afectó profundamente, especialmente cuando tuvo que entregar la ropa y las pertenencias de sus amigos a sus padres.

Recordó a Magliotti, un nadador excelente que desapareció después de saltar al mar cerca de la balsa. Argentino y dos compañeros más tuvieron que comunicar a las familias sobre la muerte de sus hijos o hermanos, una tarea dolorosa y desgarradora.

A pesar de los momentos difíciles, Argentino sigue recordando su tiempo en la guerra con claridad y con profundo respeto por aquellos que lucharon y perdieron la vida en la guerra de Malvinas.

Después de 41 años, Argentino vive en Maipú con su compañera de vida, Graciela, y juntos formaron una familia con dos hijas y un hijo. Hasta hace poco tiempo, trabajaba como albañil y admite que la albañilería siempre fue su pasión. Sin embargo, ahora está a punto de convertirse en abuelo por tercera vez y su esposa lo convenció de que era hora de disfrutar la vida y viajar por Argentina juntos.

Cuando regresó de la Guerra de Malvinas, Argentino se dedicó a trabajar en varios empleos, desde changarín hasta limpiar cuentas para ganar un poco de dinero para comprar comida. Siempre trató de enseñarle a sus hijos la importancia del trabajo digno y honesto, incluso si eso significaba trabajar duro y esforzarse al máximo.

Aunque tuvo una infancia difícil y su padre le hizo la vida difícil, Argentino siempre fue muy querido y respetado en su comunidad. Ahora, a los 41 años, no le teme a la muerte, sino al olvido. Su mayor deseo es que no se olvide a los veteranos de guerra y lo que se hizo durante la Guerra de Malvinas. Quiere que su legado sea recordado y que sus hijos y futuras generaciones mantengan viva la memoria de la gesta.

En resumen, después de 41 años, Argentino ha logrado construir una vida feliz junto a su familia, pero no ha olvidado su experiencia en la Guerra de Malvinas y quiere asegurarse de que se recuerde la gesta y el sacrificio de los veteranos para que no se repita la historia.

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