Un acordeón para regar sin gastar combustible

Christian Wilkins, Matias Saul Cortada, Bruno Agosta y Federico de Narvaez, amigos y emprendedores, inventaron una “usina de generación solar móvil”, una tecnología que ayuda a los productores rurales a regar sin gastar combustible, aprovechando la energía solar, explicaron a El Observador.

El equipo, que es como un acordeón gigante con 90 metros de paneles solares, y que se transporta en un contenedor, se fabricó en Argentina, pero los planes son comenzar a fabricarlos en Uruguay y poder exportar.

Christian es uruguayo y sus amigos y socios son argentinos, y juntos decidieron emprender en el agro con miras en la sustentabilidad.

En 2016 crearon una empresa de energía renovable para presentarse a licitaciones de venta de energía al sistema nacional, en Argentina. Luego, inspirados en Israel y Emiratos Árabes –que cambiaron su matriz productiva en torno al riego–, y pensando en el norte argentino, donde hay mucha radiación solar y poca lluvia, decidieron crear un sistema de riego que se alimentara de energía generada por paneles solares.

Primero pensaron cómo transformar la energía solar en riego, luego invirtieron en investigación y diseñaron un prototipo. Cuando comenzaron con el proyecto se enfrentaron a varias dificultades. En algunos momentos les dijeron que no era posible hacer un equipo de esas características –apilable, transportable y sustentable– y cuando empezaron a construir el equipo piloto, llegó a Sudamérica la pandemia de Covid-19 y la logística se complicó, porque el taller donde se fabricaba el piloto cerró.

A pesar de esas dificultades “tuvimos más tiempo para conceptualizar las ideas”, dijo Bruno a El Observador.

A fines de 2020 comenzaron las pruebas de campo, antes de sacar el producto al mercado, casi un año después.

El equipo, llamado GVS, está formado por 200 paneles solares y está diseñado para abastecer a una bomba de agua de 60 HP y a un pivot de hasta 80 hectáreas.

Se probó por primera vez en Argentina, país en el que ahora hay cerca de 20 de estos equipos funcionando en la zona agrícola núcleo, y los emprendedores tienen planes de traer la tecnología a Uruguay, no solo para regar en sus campos sino también para fabricar y ensamblar las piezas con mano de obra nacional.

Aún no saben con qué empresa harán ese trabajo, pero sí que será en una zona franca. Christian, quien es el asesor del desembarco de la empresa en Uruguay, destacó a El Observador que es un emprendedor que gusta mucho de la mano de obra uruguaya, y de su valor.

Él tiene otros proyectos en el país, como Woolwills, una empresa que trabaja con tejedoras artesanales, y que se encargó de hacer boinas para que la selección uruguaya llevara al Mundial de Fútbol en Qatar. Esa empresa vinculada a la producción lanera nació por un amor por las prendas de lana Merino que le transmitieron sus abuelos, y una necesidad insatisfecha de encontrar ese tipo de productos en el mercado, contó.

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